El síndrome de Asperger es parte del considerado como espectro autista. De hecho, se trata, en términos técnicos, de Trastorno Generalizado del Desarrollo Infantil. Afecta únicamente a las habilidades sociales de quienes lo sufren, pero no a su nivel intelectual. Aquí queremos definirlo en profundidad para que conozcas sus características.
Definición de síndrome de Asperger
Se trata de un diagnóstico englobado dentro del TEA (Trastorno del Espectro Autista). Hasta 2013 era considerado un problema independiente a él, pero diferentes estudios científicos consiguieron enlazarlos. En concreto, fue el The Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders la publicación que lo cambió.
El síndrome de Asperger es un TEA de alto funcionamiento. Pero ¿qué significa esto? Fundamentalmente, que sus síntomas son mucho más leves que los de otros trastornos englobados dentro del TEA y, por tanto, pueden llevar una vida prácticamente normal. Por ejemplo, Greta Thunber, archiconocida activista contra el cambio climático, lo padece. En casos más acentuados recibe el nombre de trastorno de comunicación social pragmática y suele conllevar dificultad para hablar y escribir a pesar de que su nivel intelectual es normal.
¿Cuáles son los síntomas asociados al síndrome de Asperger?
A veces no son fáciles de reconocer, pero lo cierto es que comienzan a una edad muy temprana y siempre dentro de la infancia del niño. En este sentido, se recomienda a los padres poner atención a las siguientes señales de su presencia:
- El niño no consigue hacer ni mantener el contacto visual con otras personas.
- Sensación de incomodidad al enfrentarse a situaciones sociales.
- Incapacidad para responder cuando alguien le interpela.
- Dificultad para comprender el lenguaje corporal de otras personas. Podríamos poner el ejemplo de un niño que recibe una regañina por parte de un adulto que frunce el ceño y le apunta con el dedo pero no es consciente de qué significa, lo que le lleva a repetir sus comportamientos.
- Incapacidad para mostrar emociones cuando está feliz o triste.
- Hablar de sí mismo la mayor parte del tiempo.
- Repetición de los mismos movimientos o palabras una y otra vez.
- Obsesión por determinados temas como, por ejemplo, las estadísticas deportivas o cualquier otra cosa imaginable.
- Intolerancia a los cambios. Es un síntoma especialmente perceptible respecto de las comidas.
¿Quién diagnostica el síndrome de Asperger?
Un psicólogo infantil puede diagnosticar que un niño tiene problemas con sus emociones. Sin embargo, no lo puede diagnosticar con síndrome de Asperger. Esa es una labor que corresponde a otros profesionales médicos como los neurólogos pediátricos, los pediatras del desarrollo o los psiquiatras. De hecho, lo más habitual es que tanto en dicho diagnóstico como durante la fase de tratamiento, el pequeño sea tratado por más de un especialista ya que es un trastorno con enfoque de equipo.
¿En qué se fundamenta el tratamiento del síndrome de Asperger?
Cada niño es un mundo y, por ello, no se puede establecer un tratamiento tipo para todos y cada unos de ellos. Ese es el motivo por el que los especialistas suelen probar diferentes terapias hasta encontrar aquellas que mejor funcionen y hacer hincapié en ellas. Las más habituales son:
- Terapia del habla y del lenguaje. Sobre todo, para niños que son incapaces de hablar y de escribir o que presentan serias dificultades para hacerlo. En ella se les enseña a mantener conversaciones y a interpretar las señales no verbales.
- Entrenamiento de las habilidades sociales. Suele hacerse en grupo por razones obvias. En él se induce al niño a interactuar con personas que no conoce y a expresarse de una forma correcta. También es habitual aquí trabajar en el modelado del comportamiento.
- TCC (Terapia Cognitiva Conductual). El propósito es que el niño modifique su forma de pensar. De ese modo, será capaz de controlar mejor sus conductas repetitivas y sus emociones, de modo que descenderá el número de crisis, arrebatos y obsesiones que padece.
- Formación de los padres. Trabajar con un niño con síndrome de Asperger también les abarca a ellos. De hecho, son los responsables de que el niño refuerce lo aprendido cuando sale de la consulta y llega a casa. Es habitual que los padres recurran a los servicios de un consejero que les ayude a convivir con este tipo de personas.
- Análisis del comportamiento aplicado. Por un lado, fomenta aquellas habilidades comunicativas positivas para el niño mediante refuerzos y, por otro, desalienta el negativo.
Por su parte, no hay ningún fármaco especialmente diseñado para tratar el síndrome de Asperger ni ningún otro problema asociado con el Trastorno del Espectro Autista. Sin embargo, sí que existen medicamentos que pueden ayudar a combatir sus síntomas más habituales, sobre todo, a nivel de depresión y ansiedad. Algunos ejemplos son los antipsicóticos, los estimulantes y los inhibidores de recaptación de la serotonina.
Un niño con síndrome de Asperger puede ser un adulto perfectamente normal
De hecho, así es en la inmensa mayoría de los casos cuando el problema se detecta a tiempo y se aplican las terapias adecuadas. El niño, a través de un tratamiento personalizado y de la ayuda de sus padres y de los profesionales que le atiendan, puede hacer perfectamente a los desafíos comunicativos y sociales a los que va a enfrentarse a lo largo de la vida. Esto es una garantía de éxito a nivel educativo, profesional y, lo que es más importante, personal.