ayuda-discapacidad

¿Qué es la discapacidad y qué tipos existen?

Desgraciadamente, la discapacidad de las personas es un problema con más presencia en la sociedad de la deseada. De hecho, quienes la sufren, ven mermada su capacidad para llevar a cabo una vida plena. Pero ¿sabes qué es exactamente y qué tipos existen? Aquí te lo vamos a explicar en detalle.

¿Qué es la discapacidad?

La discapacidad es una condición física, sensorial, intelectual y/o mental que presenta alguna deficiencia. Esta afecta negativamente a la forma en la que el sujeto interactúa y participa en la sociedad. De hecho, puede llegar al punto de dificultarle la realización de aquellas tareas que a quienes están en plenitud de sus capacidades no les suponen ningún esfuerzo. El origen siempre se debe a algún tipo de trastorno.
Por tanto, se entiende que la discapacidad en sí misma no es la causa del problema, sino una consecuencia derivada de este. Además, se estima que los sujetos que la sufren pueden desarrollar dichas tareas cotidianas siempre que cuenten con la ayuda necesaria. El esfuerzo por ofrecérsela es lo que conocemos como integración.
La integración puede ser de muchos tipos. Por ejemplo, estaríamos hablando del incremento en la accesibilidad de un edificio instalando una rampa o un ascensor para sillas de ruedas. También es posible favorecerla mediante la concesión de ayudas para la contratación de personas con problemas de salud de índole física o mental.

¿Qué tipos de discapacidad existen?

Podemos distinguir los siguientes:

  • Discapacidad física o motriz. Es aquella por la cual una persona ve limitada sus posibilidades por culpa de una reducción o en la eliminación total de sus capacidades motoras. Este sería el caso de alguien que perdiese una pierna o que se quedase tetrapléjico por culpa de un accidente de tráfico. Sin embargo, también existen malformaciones congénitas que pueden dar lugar a esta situación.
  • Discapacidad intelectual. Este término hace referencia a problemas que dificultan la capacidad cognitiva y de aprendizaje del sujeto afectado. Generalmente, se considera que todas las personas que poseen menos de un 70 de CI la padecen. Por debajo de ese nivel, obtener cualquier título académico sin ayuda se torna una quimera. Además, el acceso al entorno laboral también se ve dificultado. Este es el ámbito en el que se produce una mayor discriminación.
  • Discapacidad visceral. No es muy conocida, pero hay que citarla. En concreto, las personas que la sufren tienen alguna deficiencia en sus órganos internos que limitan su participación en sociedad y su vida en general. Este sería el caso, por ejemplo, de quienes padecen diabetes, problemas cardíacos o cualquier tipo de afección crónica.
  • Discapacidad sensorial. Es provocada por deficiencias en cualquiera de los sentidos. Hablamos del gusto, el tacto, el olfato y, sobre todo, la vista y el oído. Esto impide al sujeto afectado percibir el mundo que le rodea igual que los demás, lo que le impide desarrollar una vida plena.
  • Discapacidad psíquica o mental. Se produce cuando un sujeto presenta alteraciones en su comportamiento adaptativo o en su conducta siempre que sean derivados de un trastorno mental. Generalmente, impide al sujeto entablar unas relaciones sociales adecuadas y que satisfagan sus necesidades.
  • Discapacidad múltiple. Hay personas que no sufren un único tipo de discapacidad, sino varias. Hablamos, por ejemplo, de alguien que, además de quedarse ciego por un accidente de tráfico, perdiese también una de sus piernas. O de un sujeto que naciese con una malformación congénita y una enfermedad mental.

El lenguaje como elemento de discriminación

Hay colectivos que se han volcado en señalar que el lenguaje conduce a la discriminación de las personas con discapacidad. De hecho, en muchos contextos, este término se considera peyorativo. Es lo mismo que sucede, por ejemplo, con el de minusválido. Una persona que que sufra este problema no tiene por qué ser menos válida que otra a la hora de realizar una actividad siempre que tenga las herramientas adecuadas.

Por tanto, lo mejor es siempre huir de las etiquetas. Por ejemplo, las personas con discapacidad física podrían ser perfectamente calificadas como personas con problemas de movilidad. Esta expresión se ajusta mucho más a la realidad que la anterior y evita la implantación de estereotipos.

El conocimiento y la aceptación de la discapacidad para la correcta integración de las personas afectadas

En definitiva, la información es poder. Por ello, después de haberte explicado en detalle qué es la discapacidad y qué tipos existen, creemos que puedes estar más preparado para enfrentar esa realidad social y poner tu grano de arena para ayudar a la integración social de esas personas. No olvidemos que se trata de un problema que no siempre es congénito y que, por tanto, se puede adquirir en cualquier momento de la vida. Inmiscuirnos en esa lucha no solo reportará beneficios a la sociedad en su conjunto, sino que también puede que lo haga para nuestros seres queridos y para nosotros mismos en el futuro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *